Los Movimientos
La Danza Sagrada ha sido considerada como una materia principal de estudio en todas las escuelas esotéricas del Este, tanto en tiempos remotos como actualmente, preservando su profundo significado religioso y científico en su sentido real. Los movimientos que las componen tienen un doble propósito; expresan y contienen cierto conocimiento, una dimensión desconocida que revela lo que está oculto para el hombre ordinario y, a la vez, sirven de método para obtener un estado armónico del ser. Las combinaciones de estos movimientos expresan diferentes sensaciones, producen varios grados de concentración de pensamiento, crean esfuerzos necesarios en diferentes funciones y muestran las posibilidades de la fuerza individual.
Según la enseñanza de Gurdjieff, en el ser humano existen dos polos. Un polo corresponde a su potencial, a sus posibilidades reales. El otro corresponde a la forma en que vive; en estado de hipnotismo. Se contenta con una vida tolerable, al mínimo, haciendo lo posible por olvidar el drama de su mortalidad y de su no saber. Su vida gira en torno a un conjunto de intereses insignificantes y superficiales. Permanece esclavo del automatismo que gobierna sus pensamientos y sentimientos, estando esto estrechamente ligado con los movimientos y posturas que adopta. Es necesario, dice, que el individuo comprenda su condición actual. Intentar despertar de este sueño debería ser la dirección de su vida a cada momento.
Si fuéramos capaces de pasar de nuestro nivel ordinario a uno superior, significaría que algo en nosotros ha cambiado. Los cambios están gobernados por leyes cósmicas definidas, y el conocimiento de estas leyes existe y puede ser descubierto.
Los Movimientos y Danzas Sagradas que Gurdjieff nos legó proveen condiciones especiales para el trabajo de transformación, y son un método de estudio que ayuda a los bailarines a despertar este potencial, el Yo permanente y unificado. Según él, introducen una serie de nuevas posturas procedentes de una humanidad consciente, provenientes de un conocimiento real que puede abrirnos a un orden diferente dentro de nosotros, ayudándonos a salir del estrecho círculo de automatismo y hábitos. Nos dan una nueva cualidad de atención y presencia que puede devolvernos a la conciencia de la fuente de energía que yace detrás de toda la existencia, y a las capacidades latentes que pertenecen a la parte desconocida de nuestra naturaleza.
El lenguaje de estas Danzas es matemático, de acuerdo a una medida exacta. Cada movimiento tiene su lugar específico, su duración y su peso. Las combinaciones y secuencias son matemáticamente calculadas. Las posturas y las actitudes están definidas para producir emociones predeterminadas. En este tipo de movimientos, aquél que observa puede también participar, puede leerlos como si de un libro se tratara, en el cual se manifiesta una mente y una emoción de grado superior. En la creación de estos movimientos, cada detalle tiene su significado. El más pequeño elemento es tomado en cuenta y nada se deja al azar o a la imaginación. Existe sólo un gesto, una postura y un ritmo posible con el que representar una situación humana o cósmica determinada. Otro gesto, postura o movimiento no sería verdadero. Si se produce la más mínima falta de cálculo en la composición de un movimiento, la Danza sería profanada y la fantasía reemplazaría al conocimiento. Durante toda su vida, Gurdjieff se dedicó a estudiar estas Danzas Sagradas, dominando sus principios, lo que constituye una rama del arte objetivo. Comprendiendo los principios, Gurdjieff fue capaz de transmitir verdades a través de estos Movimientos.
Vistos como ejercicios o como Danzas, los Movimientos tienen como meta el re-equilibrio del cuerpo-mente-emociones y un nuevo orden de sus funciones. Revelan la existencia de una ciencia sagrada, una ciencia exacta capaz de abrirnos a la experiencia de otra dimensión, de otra fuente de vida, adquiriendo su significado real sólo cuando la aparición de una energía más alta nos revela otro nivel del ser.
Para acercarse a esta fuente vital, es necesario atravesar un proceso, ver el estado de dependencia mental que nos divide, que limita nuestro campo de consciencia y nos hace dudar e incluso olvidar nuestro propio poder de liberarnos. Es sólo después de haber sufrido, después de reconocer la limitación, que puede aparecer una profunda aceptación y apertura. El ser interno se vuelve permeable a una acción de un orden totalmente diferente. En la práctica de los Movimientos, nuestra apertura a esta acción es puesta a prueba constantemente, y éste es el ejercicio esencial.
Mme. de Dampierre dio una descripción muy interesante de lo que es observar los Movimientos en su práctica:
"Cuando ves una presentación de estos Movimientos, comprendes que son algo más que simples ejercicios rítmicos acompañados de la música apropiada. Observas que son una serie de ejemplos de belleza, que siguen patrones de acuerdo con leyes estrictas. Se puede sentir que demandan una profunda concentración por parte de los bailarines. En realidad, lo que demandan es la constante coordinación de varias posturas corporales y mentales en motivos siempre cambiantes.
Estos Movimientos deben ser practicados con absoluta precisión, con gran rapidez y sutilidad. Esto requiere una gran atención del participante. En todo momento, el bailarín se tiene que relacionar con lo que supone la necesidad de una atención interna, con la posibilidad de estar en contacto con un estado de ser en el cual la enseñanza puede ser despertada en él."