Hay tres líneas de Trabajo: el Trabajo sobre uno mismo, el Trabajo en relación con los otros, y el Trabajo en conexión con el trabajo mismo y uno mismo en relación con él.
A menos que una persona Trabaje sobre sí misma, la segunda línea del Trabajo sigue siendo teórica e imaginaria. El Trabajo sobre sí aporta todo lo que este Trabajo enseña prácticamente, y es un punto de partida necesario. El Trabajo sobre sí nos ayuda a comprender de qué modo se puede vivir más conscientemente en las cuestiones cotidianas. Por regla general, estamos identificándonos continuamente. La vida nos conquista a lo largo del día y nos extrae toda la fuerza consciente. Es necesario descubrir algo en nosotros que impida que esto suceda, es decir, que los sucesos de nuestra existencia nos extraigan toda la fuerza mediante la identificación y la consideración interna.
¿Cómo se busca y se transmite este significado y lenguaje? ¿Cómo es percibido por las personas que participan en una clase de Movimientos? Aquí es donde surge la cuestión de la tradición oral. Es a través de esta tradición que el estudio de los Movimientos ha sido transmitido -y sigue siendo transmitido- en un trabajo conjunto que se encuentra en el momento; activo, vivo, dinámico.
Gurdjieff escribió muy poco acerca de los Movimientos, y se auto-denominó simplemente como “Maestro de Danza”. ¿Cómo pueden los Movimientos continuar vivos como vehículo de su enseñanza cuando el Maestro ya no está aquí?